Probablemente todo el mundo, durante el último año, ha oído hablar de la Inteligencia Artificial (IA) en más de una ocasión. Es un tema recurrente, sobre todo en las ferias tecnológicas, como el ISE, IOT, Mobile World Congress…; que han vuelto al ruedo después de un buen tiempo interrumpidas por la pandemia. Y de rebote, los medios de comunicación se hacen eco de ello fascinados por las posibilidades que ofrece esta innovadora tecnología en los retos que exige la sociedad moderna. El nuevo paradigma de nuestra sociedad, con procesos tecnológicos que avanzan a ritmo astronómico, reclama nuevos servicios que agilicen y hagan la vida más cómoda y sencilla a todo el mundo.
La humanización de la Inteligencia Artificial
Sin duda, los sistemas de visión artificial y, en general, la Inteligencia Artificial son herramientas que ha tomado protagonismo en los últimos años, especialmente esta última década donde los desarrolladores industriales, así como los programadores informáticos u otros perfiles tecnológicos, que trabajan especialmente para las grandes marcas, han impulsado productos y/o nuevas máquinas que permiten interactuar con esta tecnología de forma mucho más fácil.
De hecho, la palabra interacción es la clave de este nuevo paradigma. Realmente este patrón innovador nos permite establecer una relación con las nuevas máquinas que hasta ahora no teníamos. Se nos presenta un nuevo reto donde tendremos que relacionarnos (de hecho, ya lo estamos haciendo) con máquinas y al mismo tiempo con las marcas. Y también, no tenemos que olvidarlo, las marcas que trabajamos y usamos esta tecnología de la industria 4.0 en nuestros productos, a nivel comunicativo se nos abre una nueva forma de ver y de entender nuestro alrededor y especialmente la forma en la que nos relacionamos con el consumidor. Será un reto adaptarse a ello sin perder las relaciones interpersonales.
La tendencia es darle a los sistemas de IA un comportamiento o apariencia más humana, con el fin de mejorar su interactividad con los humanos. Esto puede incluir la personalidad, la empatía, la conciencia y la capacidad de aprender y evolucionar. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la Inteligencia Artificial no es humana y que sigue siendo una tecnología diseñada por seres humanos.
La humanización de la IA es una tendencia creciente en la industria de la tecnología, con aplicaciones en áreas como la robótica, los asistentes virtuales y la inteligencia emocional. La razón principal detrás de la humanización de la Inteligencia Artificial es mejorar la interacción y la comunicación entre los humanos y la tecnología.
La influencia de la IA en I-MAS
En I-MAS hace más de ocho años que investigamos e implementamos la Inteligencia Artificial y el Deep Learning en nuestros proyectos. La innovación es nuestro día a día, el eje vertebrador que nos mueve y nos lleva a participar en proyectos que, de una manera u otra, mejoren la sociedad en la que vivimos. Uno de estos proyectos es el de be.ia, un dispositivo innovador que ha revolucionado el mundo de la ginecología y de la medicina en general, capaz de plasmar de manera hiperrealista las imágenes que capta de las caras de los bebés que están en gestación dentro de la barriga de su madre.
Es la mayor disrupción tecnológica en el campo de la fotografía de la ginecología y obstetricia que se ha presentado en los últimos 20 años. Con un diseño de alta calidad y una tecnología innovadora ha revolucionado la forma en que se realiza una ecografía.
Ciertamente, la tecnología es indudablemente el rasgo distintivo de nuestra época. En gran medida, nuestra vida gira en torno a la tecnología y la incesante innovación. Sin embargo, es fundamental que la humanización lidere este proceso y evitemos convertirnos en un mundo Blade Runner.
Puedes ver más sobre nuestros proyectos y servicios en: i-mas.